Es desde la posición espiritual en la cima del Monte de Sión que adoramos y gobernamos. Debemos aprender que desde esta posición estamos llamados a adorar y gobernar según Isaías 2:1-4.
El rey David era conocido por la pasión y el deseo de conocer a Dios en una dimensión mayor. No quería que otros adoran por él, él mismo quería adorar al único y verdadero Dios viviente.