¡No dejes de creer! Quizás la cosa más difícil de hacer cuando se espera que la promesa se cumpla es ser paciente. El padre sólo da buenos regalos. Cuando Jesús prometió el don del Espíritu Santo, dio a los discípulos instrucciones muy específicas.
A través de la adoración profética desbaratamos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
Una vez más el Padre nos habló y nos advirtió acerca de proteger nuestro corazón de la idolatría. El peligro de la idolatría es que está alrededor de nosotros dondequiera que miramos, en nuestra cultura, en la televisión, en las cosas que escuchamos o leemos.
La semana pasada, el Señor nos dirigió a centrarnos en la condición de nuestro corazón. Con tantas distracciones en el mundo que nos rodea, a veces es difícil mantener el foco en las cosas que tienen un impacto eterno que producen resultados eternos.