Hoy quiero compartir algo que el Señor me hablo el otro día. Algo que creo muchos de nosotros hemos caído alguna vez. Es la trampa de exaltar al enemigo mas que al Dios omnipotente. Es decir, muchas veces en un culto “PARA EL SEÑOR” pasamos mas tiempo exaltando al enemigo con nuestros cánticos, adoración, oraciones o declaraciones, que a Dios. Estamos magnificando un diablo, enemigo, problema o circunstancia mas que a Dios. Cuando no entendemos QUIEN ES ÉL y QUIEN ES ÉL EN NOSOTROS es cuando empezamos a exaltar y magnificar alguien que no tiene poder sobre nuestras vidas.